Entre la infinidad de recursos naturales que nos ofrecen las selvas amazónicas, se encuentra casi un centenar de géneros de plantas y hierbas con las cuales se fabrica la pusana o fórmula especial para conquistar, atraer o enamorar, aunque también existe la pusana que causa los efectos contrarios, es decir, rechazar, separar, dañar, alejar. En la mayoría de los casos, se utiliza la pusana para la conquista del ser amado, especialmente, si este no corresponde a los sentimientos expresados. En los pueblos amazónicos ancestrales, la pusana ha hecho parte de su cultura y tradición milenarias y ha logrado perpetuarse hasta nuestros días. También se emplea esta sustancia para la buena suerte en las labores de caza y pesca, para obtener exitosas cosechas en el conuco o chagra e inclusive para conseguir trabajo, como protección contra las malas influencias, para alejar a los enemigos o para que las mujeres se conserven siempre hermosas.
El nombre común que le dan la mayoría de pueblos indígenas amazónicos es el de pusana; otras culturas suramericanas le denominan shundul. Algunas culturas peruanas le llaman pusanga a un preparado vegetal extraído de las raíces de un árbol de la selva que puede tener efectos alucinógenos y puede constituirse en una poderosa droga al combinarse con otros elementos; cuando algún hombre quiere usar la pusanga, se unta esta fórmula en el cuerpo para entrar en trance; luego de salir de éste, busca a la persona amada para hacerle oler la sustancia y, de esta manera, hacer que de inmediato se enamore de él. En la tradición popular colombiana está presente el quereme o sustancia para el amor extraída del árbol del mismo nombre (cavendishia quereme), cuyo cultivo se ha perpetuado hasta hoy en la población vallecaucana de Queremal. Este legado viene de algunas culturas indígenas de la Región Andina ya extintas que empleaban el aroma de las flores de la planta como perfume para enamorar.
En la actualidad, el conocimiento y empleó de la pusana se ha extendido por todo el “Pulmón del Mundo” y ha desbordado sus fronteras. De esta manera, el éxito en el arte amatorio y en las actividades cotidianas está ligado a la aplicación de plantas como “sígueme los pasos”, “la garrapata”, “vaya y vuelva”, “guacurayo”, “vencedor”, “el anzuelo”, “temblador”, “el tigre”, “el morroco”, “pega-pega”, “la tonina”, “rabo de araguato”, “ven a mí” y “la guacamaya”, entre otras, para que las parejas nunca se separen, si se aleja alguno vuelva pronto, haya fidelidad, desaparezcan los celos enfermizos, como estimulante sexual y para que los enemigos se mantengan inofensivos. Cada uno de los pueblos indígenas posee distintos tipos de pusana dependiendo del fin que quieran alcanzar y su preparación puede variar más no su fin primordial, el relacionado con el arte amatorio. Las sustancias, fórmulas o extractos de las plantas de pusana son preparados por los ancianos conocedores y médicos tradicionales o curanderos, quienes recolectan hojas, flores, cortezas de árboles, pepas, bejucos o raíces para tal fin.
Algunas culturas, al preparado vegetal también le agregan rezos o “soplos”. Otras, emplean también como pusana la baba y el ojo de la tonina o “Delfín Rosado del Amazonas”. En algunos casos, la formula vegetal puede ir acompañada de extractos de animales como el diente de tigre, tonina u otros mamíferos, dependiendo del uso que se le quiera dar, para que ésta pueda tener un verdadero efecto. La aplicación de los rezos es de vital importancia si se tiene en cuenta que estos ayudan a mantener el equilibrio entre cuerpo, espíritu y naturaleza en procura del orden natural refrendado por los dioses cosmogónicos. El mundo de los espíritus está presente en las distintas dimensiones y hacen contacto con los elementales de las plantas y los animales para producir el verdadero efecto en la pusana, si se siguen los principios rectores para tal fin como el ayuno, la abstinencia sexual y la oración por parte del payé en su preparación y la dieta y seriedad de quien la utiliza.
La fórmula vegetal se introduce en bálsamo o perfume que debe llegar a la persona amada por contacto en la piel o a través de inhalación. A la postre, se debe ayunar o ingerir alimentos muy suaves especialmente líquidos evitando el consumo de bebidas frías o demasiado calientes y ají durante algunos días, para que su efecto sea positivo. En poco tiempo la persona amada vendrá a buscarle y se enamorara sin ninguna objeción. De la tonina se extrae el ojo con el cual se mira a la persona amada sin que ella lo perciba para tener benéficos resultados en el romance. Existen distintos tipos de pusana, unas más fuertes que otras, dependiendo la finalidad que se quiera. Se elabora pusana para conseguir mujer definitivamente o para conquistar novia o amante no más. En estos casos, los efectos de la pusana serán para toda la vida o de corta duración como un par de días, una semana, etc., todo lo determina el fin que persiga quien la vaya a aplicar. También existe la “pusana mala” que es aquella que se utiliza para vengarse del amor traicionero o de aquel que jamás fue correspondido. Estas últimas, pueden enfermar a la persona y, en términos coloquiales, “volverla loca”, pues hacen presentar síntomas como exagerado dolor de cabeza, exceso de celos, fascinación total por los atributos internos y externos de la pareja que antes estaban ocultos, mundo poblado con visiones extrañas, desespero y sensaciones de persecución y posesión, si no se le aplica “la contra” o tratamiento respectivo para recuperar su salud.
En el Departamento del Guainía, Colombia, existen dos lugares especiales donde se puede conseguir la pusana. Los kurripacos extraen pusana del Cerro Naquén ubicado en la proximidad a las márgenes del río Guainía. Dicen los conocedores que, para tal fin, deben los médicos tradicionales o ancianos, durante los días previos, practicar el ayuno y la abstinencia sexual para acceder con facilidad al cerro y lograr su propósito. Dadas las difíciles condiciones de acceso a la cima donde está la pusana, los rituales de pureza y los rezos del paye atraen a las aves que custodian el cerro para que en su pico transporten las hojas o ramas de la planta y, de esta manera, sean recolectadas desde abajo en un recipiente. Los puinaves extraen la pusana o “soom del Mavicure” de los cerros ubicados en las márgenes del río Inírida y aledaños a la comunidad indígena de Remanso. Estos cerros son Mavicure, Cerro Mono y Pajarito y forman la triada de oteros, tepuyes o montes islas, símbolos naturales y culturales del Guainía.
Cuenta la leyenda que la Princesa Inírida o Densikoira (Mujer perfumada) llegó a estos cerros escapando de los efectos de la pusana mala. La princesa Inírida, mujer muy hermosa perteneciente a un clan de la etnia puinave, era asediada por un mocetón, el príncipe Yoy, hijo de un famoso cacique que había sometido a su pueblo Coop-Coop a través de las constantes guerras. El joven príncipe del pueblo de Yod-Waru, ante el constante rechazo de la princesa y al no poder encontrar el amor verdadero, optó por aplicarle la pusana mala con fines de venganza. La princesa enfermó, huyó y se escondió en el Cerro Pajarito (jupirrali). En su memoria, de este cerro comenzó a brotar la planta de la pusana, que es utilizada por la mayoría de indígenas de este río.
Para revertir los efectos de la pusana existen contras o remedios naturales muy eficientes que son aplicados por goteo en los ojos del enfermo. Pueden ser preparados vegetales o el líquido de algunos bejucos u hojas extraídas de la selva. Luego de ser aplicada la contra o de perder su efecto la pusana, el afectado(a), sentirá un profundo rechazo por la persona que le causó el mal, pues los encantos físicos otorgados por esta sustancia se verán al contrario, es decir se traducirán en defectos.
Exiguos estudios se han realizado al respecto y escasa literatura existe sobre el tema. Sin embargo, se afirma que las distintas clases de pusana operan de acuerdo al efecto que el sedante o alucinógeno, que puedan contener las plantas, pueda ejercer sobre el sistema nervioso central de la persona. Lo cierto es que, aunque hayan comentarios sobre la efectividad de sus resultados, de que sirva únicamente como placebo para elevar la autoestima del que la aplica o que se haya constituido en un mito su empleo, la pusana hace parte de la cultura de los actuales pueblos indígenas de la Amazonía y aún sigue vigente como fórmula para conseguir las mujeres más hermosas y uniendo parejas momentáneamente o para toda la vida.
Contrario a los efectos de conquista y atracción del ser amado, también existen recetas de pusana provenientes de hojas, plantas, pócimas, brebajes, rezos y otros, para separar las parejas, alejar al ser amado, dominar a los hombres, hacerlos impotentes, volver loca la mujer, etc., todo por los celos o envidias que pueden presentarse en el insondable mundo del romance. Lamentablemente, en la actualidad, la pusana ha pasado a ser negocio de muchas personas que sin el debido conocimiento trafican con ella, engañando a los incautos y atribuyéndole muchos poderes derivados de la magia negra, en contravía a la verdadera pusana que debe ser elaborada por los tradicionales herederos del conocimiento, bajo los rituales respectivos donde espíritus y elementales se conjugan para garantizar su verdadero efecto. Si alguna vez en la vida tiene usted la oportunidad de probar la verdadera pusana, atienda a esta reflexión de los sabios amazónicos: “con la pusana no se juega ni con los sentimientos de las personas porque ella es como el fuego, si no se emplea bien, puede quemar”.
(Foto: Carlos Puentes M. "CAGIPUME")
(Foto: Carlos Puentes M. "CAGIPUME")